La verdad es
que como agnóstico me estoy decepcionando a mi mismo. Mi cerebro sigue siendo
ateo y racionalmente creo en la no existencia de Dios. Pero a medida que pasa
el tiempo y se acerca la fecha fatal de Enero en que los médicos me darán algo
que mucho me temo será no exactamente un diagnóstico sino una sentencia, he
sido invadido por un creciente, extraño, paradojal optimismo. Yo debo de ser en
el fondo un religioso que guarda sus creencias "en el armario".
Cada día
siento más el deseo de que pase lo que tenga que pasar cuanto antes y de la
manera menos dolorosa y menos humillante posible. Y creo con total optimismo
que las cosas mejorarán cuando todo haya ocurrido finalmente.
Y cada día
que pasa me siento más próximo de volver a ver a las personas que he querido
mucho y que han ido despareciendo de mi vida. No estoy loco, pero los siento
próximos. Cada vez dialogo más con ellos, comparto recuerdos que sin ellos habrían muerto ya.
Es algo que
en el fondo comenzó bastante antes a pasar. Comenzó cuando el año pasado en el mismo mes
murieron mis dos amigos más intimos y antiguos JORGE Y MARTA y se llevaron con
ellos más de 40 años de mi vida.
Y esa incómoda sensación de que hay más de mí del otro lado que de este.
Pero para
terminar de una manera jocosa con este razonamiento que se está poniendo serio
de más, recuerdo el día que hablando con mis sobrinas treinta añeras de este
tema , ellas dijeron QUE SOLO QUE DEBES DE SENTIRTE SIN TUS DOS AMIGOS ( que ambas conocían ) y mi incontenible yo
cáustico les espeto un MAS SOLO ME VOY A SENTIR CUANDO UDS DOS SE MUERAN .. JAJAJA
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